- El clip llevaba un par de años guardado entre los archivos digitales de su creador, Roberto Armijo, quien tras visitar el Museo recordó su existencia y decidió compartirla con el Museo.
“La cueca”, una de las arpilleras expuestas en la Sala Humana del Museo Violeta Parra, hoy cobra vida. Y lo hace en forma de animación, una que fue creada por el visitante Roberto Armijo, quien la considera un “regalo” para este espacio cultural y para la propia Violeta.
“Reconozco en Violeta Parra a una artista completa, una mujer-dios-maga integrada en todas sus dimensiones creadoras: humanas, divinas, musicales, poéticas, pajarísticas y pictóricas”, dice el hombre tras la denominada “Anticueca”, que muestra cómo los dos protagonistas de la obra se mueven al son de la música de la multifacética creadora.
Y ese respeto y admiración no es sólo hacia la cantautora que homenajea este museo. “Para mí la Violeta junto a Nicanor y Roberto son el triunvirato creativo máximo nacional”, afirma.
“Juntos son como la savia más pura y auténtica del folclor poético chileno. Son la representación condensada del alma criolla en versos, arpilleras, antipoemas, anticuecas, cuecas choras, obras de teatro y etcéteras que nacen y crecen con una creatividad interminables desde este gran parrón familiar”, agrega.
Es en ese sentido que Armijo considera un “deber nacional el reconocer ese valor, la importancia de Violeta y la historia de su clan familiar completo, porque ahí habita la sangre que hemos perdido tras los smartphones y el alma dormida que gobierna este mundo deshumanizado”.
Para Armijo, hoy se debe “reconocer la historia y rescatar la tradición” del país y “volver a mirar los rostros y versos del pasado”, como la propia Violeta hizo al salir en búsqueda de los cantos campesinos de antaño.
A su juicio, no se deben “olvidar esas voces que nos recuerdan que el arte nunca muere, y que en el fondo todos somos artistas, pero no todos elegimos serlo. Que el futuro comienza aquí y ahora, pero que la única forma que vale la pena vivirlo es con resiliencia y pasión. Violeta es el más claro ejemplo de ello y de ahí en más mi sincero respeto y admiración”.
La animación llevaba un par de años guardada entre los archivos digitales de Armijo quien, tras visitar el Museo, recordó su existencia y decidió compartirla.
Aquí puedes ver la animación